La Unión Europea ha avanzado de manera significativa en el ámbito de la justicia global al autorizar el establecimiento de un tribunal específico para juzgar la agresión rusa en Ucrania. Este tribunal tiene como objetivo llenar el déficit legal actual, ya que la Corte Penal Internacional (CPI), aunque está investigando los crímenes de guerra en este conflicto, carece de autoridad para tratar el crimen de agresión debido a restricciones legales y políticas.
La propuesta se dio a conocer en Leópolis, donde líderes europeos, bajo el liderazgo de la alta representante, Kaja Kallas, junto con varios ministros de Asuntos Exteriores, se juntaron para reiterar su respaldo a Ucrania. En la reunión, también se presentó un paquete de ayuda de 1.000 millones de euros para potenciar el sector de defensa ucraniano. Este acto representa el compromiso de Europa con la justicia, las normas internacionales y el porvenir del país invadido.
De acuerdo con el comisionado de Justicia de la Unión Europea, este novedoso tribunal constituye un “punto de inflexión” en el combate contra la impunidad. “Estamos estableciendo las bases para asegurar que los culpables del delito de agresión enfrenten la justicia”, afirmó. Este tribunal particular se inspira en el de Núremberg, que procesó a los líderes nazis luego de la Segunda Guerra Mundial, y tiene el objetivo de hacer rendir cuentas legalmente a los altos dirigentes rusos por la invasión de Ucrania.
La idea del tribunal especial surgió de un artículo publicado en 2022 por un jurista franco-británico, quien identificó las limitaciones legales actuales. La CPI no puede actuar de oficio en casos de agresión si el país implicado no ha ratificado el Estatuto de Roma, como es el caso de Rusia. Además, la capacidad del Consejo de Seguridad de la ONU para establecer un tribunal de este tipo se ve obstaculizada por el veto de Rusia, miembro permanente de este organismo.
En paralelo, la situación en Ucrania sigue siendo crítica. En los últimos días, se han registrado ataques con drones rusos en la región de Jersón, aparentemente dirigidos contra civiles. Además, el servicio de seguridad ucraniano ha desmantelado una red de espionaje húngara en el oeste del país. Según las autoridades ucranianas, esta red recopilaba información sobre las defensas locales y la opinión pública con posibles fines militares. Los sospechosos, exmilitares, se enfrentan a cargos de traición y podrían recibir cadena perpetua.
Mientras tanto, en Moscú, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, encabezó el desfile militar habitual para celebrar la victoria en la Segunda Guerra Mundial, junto a líderes internacionales como Xi Jinping y Lula da Silva. Este acontecimiento contrasta con la visita de dirigentes europeos a Leópolis, donde se celebró el Día de Europa rindiendo tributo a los soldados ucranianos fallecidos en la guerra.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también expresó su disposición a negociar una tregua de 30 días, aunque existe un escepticismo generalizado sobre la disposición de Rusia a aceptar esta propuesta. Ucrania insiste en que cualquier proceso de paz debe incluir garantías claras de que Rusia detendrá sus agresiones.
El establecimiento de este tribunal especial es producto de un esfuerzo conjunto de alrededor de treinta naciones, varias de las cuales pertenecen al Consejo de Europa, que han estado negociando su creación durante meses. Este ente no solo tiene la intención de proporcionar justicia a quienes han sido víctimas de la agresión rusa, sino también de reforzar el orden multilateral fundamentado en el respeto a las normas internacionales.
La autorización de esta resolución representa un avance significativo en el esfuerzo por lograr equidad y responsabilidad en el marco de uno de los conflictos más destructivos de los tiempos recientes. De este modo, Europa reafirma su dedicación hacia Ucrania y hacia los principios democráticos que respalda, transmitiendo un mensaje contundente contra la impunidad y el autoritarismo.