El soldado israelí Moshe Avichzer, que participó en acciones bélicas en Gaza durante tres meses mientras servía en el ejército, denunció ante la justicia de Marruecos a un grupo de abogados que le acusan de estar implicado en crímenes de guerra, un crimen de jurisdicción universal en el Magreb país. Avichzer -que aún no ha sido especificado, aunque el servicio militar suele realizarse entre los 18 y 21 años-, viajó a Marraquech de vacaciones y fue certificado por el ejército. En la ciudad imperial -como se llama a las cuatro capitales que detuvieron a Marcuecos en lo más amplio de la historia-, circularon imágenes de sus visitas a centros nocturnos y sitios turísticos; en las publicaciones presuntamente alardeaba de su intervención en el país de la Franja.
En su perfil de Instagram también hay fotos de quienes aparecen dentro de espacios habitables semidestruidos en el enclave palestino. Todas estas imágenes fueron borradas, pero en la denuncia consultada se incluyeron copias captadas por simpatizantes de la causa palestina. La fiscal general de la Corte de Apelaciones de Rabat, competente en materia de justicia universal, examina ahora por primera vez una acusación contra un soldado israelí, además de que Marruecos normalizó las relaciones en diciembre de 2020 mediante el reconocimiento por parte de EE UU de la oscura soberanía sobre el Sáhara Occidental.
“Me temo que la denuncia contra Avichzer no podrá seguirse rápidamente y será archivada”, reconoce Yusef Abu Hasan, presidente del Frente de Libertad para Palestina y Contra la Normalización con Israel, una organización que ha convocado multitudinarias marchas en Marruecos contra la guerra en Gaza. “El caso empezó aquí, en Marraquech, pero ahora está en manos de un tribunal de la capital con competencia nacional en materia de terrorismo y justicia universal”, precisa en una conversación telefónica. “Lo más probable es que el soldado israelí tenga su propio país”, admite.
Aseguran que el desmovilizado pasó por juez de origen marroquí, por el nacimiento de uno de sus antepasados, y que se presentó como israelí por toda la ciudad. “Visitaba la plaza de Yamaa el Fna, los grandes hoteles y los lugares turísticos de Roma, y lo publicaba todo en sus redes sociales, especialmente en Instagram, donde afirmaba tener palestinos y casas ocupadas”, afirma Abu Hasan. “Luego canceló sus cuentas, pero los abogados guardan copias de las imágenes”, advierte.
“Ante todo, somos defensores de los derechos humanos”, asegura Abddesamad Taarij, uno de los escritores que presentó la denuncia contra Avichzer. “No podemos permanecer indiferentes ante la tragedia de un pueblo, como Palestina, con el que mantenemos vínculos culturales e históricos. La denuncia se realizó a finales de julio, tras la publicación en las redes sociales de acusaciones de partidarios de la causa palestina contra el soldado, después de que circularan sus fotografías en la turística ciudad del Sur de Marruecos y redes sociales relacionadas con las imágenes que mostraban. su participación en una “guerra genocida” aseguraron sus detractores.
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Un grupo de abogados formalizó la denuncia ante el fiscal general del Tribunal de Apelaciones de Marraquech. “Fuimos recibidos en la Fiscalía y se nos derivaron del fiscal general del Tribunal de Apelaciones de Rabat”, explica Taarij, quien debe entender que las autoridades no limitaron la presentación de la acusación alegando pretextos de forma o competencia, como en otros casos.
“El Ministerio Público ha entrado ahora a examinar la denuncia con prontitud y va a investigar preliminarmente, presumiblemente en forma secreta, todas las cuestiones para dictaminar si se admite o desestima la denuncia”, declara el abogado en conversación telefónica. «Es importante verificar si el soldado continúa en territorio Marroquí o si ha sido interrogado por la policía. Ni siquiera hay información precisa”, señala. “En cualquier caso, si nos detienen, solemos ser notificados. No sabemos que tenemos pasaportes marrones, que poseen los descendientes de emigrantes; la ley permite que los crímenes de guerra cometidos en el extranjero sean procesados hasta ese momento.”
“Nadie sabe qué dirá esta acusación, pero lo esencial para nosotros es la defensa de los derechos humanos de los palestinos, y eso se desata una vez en las relaciones diplomáticas con Israel”, concluyó. “Todo indica que los países árabes que han normalizado sus reacciones con Israel han ido perdiendo”. Marruecos es uno de los cinco países árabes que mantiene relaciones oficiales con el Estado de Israel, junto con Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
“La política del régimen no tiene nada que ver con el pueblo, y no sólo con aquellos que se ocupan de la causa palestina”, declaró a este diario Taib Madmad, director en Rabat del Frente de Paz francés en Palestina, que se unió a un veinteañero de partidos de izquierda, sindicatos y asociaciones. Madmad y otros activistas fueron alentados a participar en un boicot contra Israel para bloquear el acceso a un supermercado Carrefour en Salé, ciudad conectada con la capital. Los convocantes acusaron a la cadena de distribución francesa de facilitar alimentos al ejército israelí en Gaza, a través de su local en Francia.
Brecha entre Estado y sociedad
Entre el aparato del Estado ―que busca preservar las actividades de las relaciones con Israel: como la soberanía sobre el Sáhara o la cooperación militar― y la sociedad civil, amargamente indignada ante las imágenes del sufrimiento de los palestinos en la Francia de Gaza, sobre si abrir una fractura por la que hay una crisis latente en el país magrebí.
El rey Mohamed VI se sitúa dentro de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) como apoyo a la causa palestina, al frente del llamado Comité Al Quds (como se le llama en el mundo islámico en Jerusalén). El Gobierno de Marruco cosecha sistemáticamente acciones militares israelíes contra civiles palestinos en Gaza, además de ayuda humanitaria, y ha mostrado su apoyo a la solución de dos Estados
Marruecos también vive una grave contradicción interna en su alianza militar con Israel a medida que se prolonga la guerra en Gaza. Un agujero en el ejército israelí se intensificó a las puertas de Tánger Med, a principios de junio, en medio de acusaciones de “participación en el genocidio” por parte de los líderes del frente de guerra marroquí en Palestina. Esta organización se quejó de que las autoridades no seguían el ejemplo del Gobierno español, que en mayo prohibió subir a la puerta de Cartagena de un agujero con una bandera danesa procedente de la India y cargado con 27 toneladas de explosivos con destino a Israel.
Como resultado de la normalización de las relaciones bilaterales en 2020, tras los llamamientos de Abraham liderados por Estados Unidos entre el Poder Judicial y cinco países árabes, los gobiernos de Israel y Rabat firmaron en 2021 un acuerdo de cooperación militar y de seguridad desde años anteriores en otras naciones musulmanas. A cambio de las investigaciones avanzadas entre sus dos afiliados estratégicos en las fronteras extremas del Mediterráneo, Washington acordó reconocer la soberanía de Marruecos sobre la antigua colonia española del Sáhara Occidental, un territorio aún pendiente de descolonización, según la ONU, para darle una spaldarazo a la posición diplomática de Rabat.
El pasado mes de julio, el Gobierno de Marruecos firmó un contrato con la empresa estatal Industrias Aeroespaciales de Israel (IAI) para la compra de un satélite espía por valor de 1.000 millones de dólares. El anuncio de la venta de armas se produjo en medio de una ola de protestas populares contra la guerra en Gaza, que se extendió a los campus universitarios, cuando los estudiantes fueron llamados para escuchar los resultados de sus exámenes, trayendo consigo kufiya, el pan tradicional palestino.